EsParaTraposdePapel

Historias basadas en hechos reales... e irreales.
Cualquier parecido con la realidad, es fruto de la ficción, de la fricción o de la mente mental.
Aquí , a veces, se rompe la netiqueta sobre la ironía, este blog no derrocha ironía... supura ironía.
El resto de reglas de netiqueta, valen.....de momento.
Y si no te gusta, no te nervies, que es para trapos de papel.

17 de marzo de 2011

Florence Nightingale: la malder de la vela. Parte II

Tras la bronca que marcaría ya su vida para siempre, el sambenito de la vela, el padre la mandó a pasear, para que reflexionase por su fea y distorsionada conducta: -Florens, gou eguei!!!-dijo  amenazador.
Iba por un parque, con sus atrezzos, buscando unas flores para colocarse bajo el "palio bordado", que ya sabemos cómo son de jardineros los ingleses, cuando se encontró con un Sr. Del Gobierno: al ir a darle la mano, para que se la besase"damisélicamente", se olvidó del candil y le quemó la mano. Es decir, que la lió parda.
 Para disimular, habló de que Dios le había llamado para algo…- ¿para qué?(for uot?)-dijo el padre, a punto de estallar- para algo (for samcin)-dijo ella (ya conocemos las tormentosas relaciones padre-hija adolescente) además, como era tan lista, ya sabía que seguir esa conversación, no le iba a traer nada bueno… nadie la creyó. Adelantar al lector, que a causa de esto (nada que ver con su exigua belleza) se quedó soltera para siempre: la llamada no tuvo el volúmen tan alto como para meterse monja, pero sí como para quedarse soltera (de aquí vienen los famosos "singuels", tan de moda ahora). 
Los padres, con el apoyo ahora del gobierno, la mandaron a hacer puñetas: a Crimea, bien lejos!!: -Florens, gou far euei!!!- dijeron todos al unísono.
Y allá que se fue, con toda la ilusión, la lámpara, el trapo, las puñetas y todos los papeles llenos de sumas…. y 38 enfermeras que se iban a a asegurar de que no volviera: como era tan obstinada, sus progenitores lo tenían bien atado..." ¿no quieres bailar?, pues a la guerra como un hombre!!!, con dos puñetas, ala!" (dont llu guon tu dans? den gou tu de uar laic a man! güiz tu "puñets", hala!)
Aquí a Florence, le dió, la muy licenciosa, por contar muertos y hacer dibujos raros, a los que llamó: Diagramas polares, con círculos, colores y todo (la pobre ya no sabía cómo llamar la atención). Necrofilia epidemiológica, le llaman.
 Además, con las puñetas bien puestas (y el pañito bordado) comenzó a limpiar, ahí en plan intenso, con lejía, paredes, suelos, ventilar, etc… lavó a los soldados con estropajo, a los médicos los dejó escamondaos, incluso dicen las malas lenguas, que se atrevió con algún cirujano, que se perdió en Crimea. Sacaba brillo a los muñones, las vendas (que todos sabemos por las pelis, que en el caso de los soldaos, sobretodo los buenos, llevan imprimada una ligera capa de polvo amarillo, con manchurron de sangre seca) daban al ojo, de requeteblancas que estaban. Colocaba flores en las mesillas. Incluso limpiaba por entre las cuadrículas de las gráficas de los pacientes... ya cuando quería ventilar las batas de los médicos por las ventanas, sin quitarlas siquiera (por ahorrar energía), hubo algún reproche, pero poca cosa.
Y así es como empezó esta manía de la limpieza extrema, limpió los hospitales de todo el Reino Unido, los dejó refulgentes… luego decía que la idea se la dio el candil.
¿Alguien tiene todavía alguna duda sobre el estado mental de esta mujer? Clama al cielo que no estaba cuerda. No hace falta ser psiquiatra para verlo...
Cuando enfermó,de la famosa fiebre hemorrágica de Crimea , se postró en cama, con mucho cuidado de no chocarrarse con la vela (de los wevos, perdonen!)… algún pedazo de animal, puso un boli en sus manos, bueno, una pluma, o lo que quiera que se usase para escribir entonces, y la mujer, con toda su intensidad, se cascó doscientos libros (y no cuento los folletos y notas) sobre la enfermería y los hospitales. Como ya sabemos que era pertinaz, le duró el postramiento hasta los noventa años, que por fín, pasó a formar parte de las estadísticas que tanto amaba: se apagó como una velita y se fué con Diós.... que digo yo, que con tres o cuatro libros, se la podía haber llevado ya.
De legado, nos queda, el afán por la higiene, los libros, notas etc, una estatua muy maja, las primeras escuelas de enfermería (para orgullo y satisfacción de ingenieros técnicos) , el vicio por el trabajo incansable (ejem!) y los candiles.
 Bueno, y que el bordao, que luego pasó a llamarse cofia, nos lo acabamos de sacudir de las azoteas, hace dos días....

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